Aprendí y aprehendí
y llegó el vacío
y llegó la lluvia.
Me medí frente al mundo
te miré, me leí.
Desperté y en los días
me resté, me veía.
Te temí mediodía,
me grité y me frené
y la vi no eras mía.
.
Y el Silencio
y hasta aquí culpa mía
y la tarde caía
y la vela prendía.
Alma,
que volaba dormida,
repitió lo que oía
y su día dolía.
Calle,
se quedaba vacía,
me leí que aprehendía,
ignorancia movía
escribir lo que no,
lo que ya no quería.
Noche,
me besabas dolida.
Boca,
despertaba prendida.
Dulce,
que mi boca pedía.
Gris,
en un abrazo escamado
metiose un pedernal
y esa verdad callada,
deseando despertar.
Silencio,
de tantas ideas frías
torcida mirada mía,
bravura de cuclillas
mis versos defendías.
Me creí,
repetí y repetía
y el mañana escribía,
sin aplausos ni abrazos,
aprendí, aprehendía.
.
A Lucila
David Fernández del Álamo
11.06.2023