La que estaba dormida

Berlín

Aprendí y aprehendí

y llegó el vacío

y llegó la lluvia.

Me medí frente al mundo

te miré, me leí.

Desperté y en los días

me resté, me veía.

Te temí mediodía,

me grité y me frené

y la vi no eras mía.

.

Y el Silencio

y hasta aquí culpa mía

y la tarde caía

y la vela prendía.

Alma,

que volaba dormida,

repitió lo que oía

y su día dolía.

Calle,

se quedaba vacía,

me leí que aprehendía,

ignorancia movía

escribir lo que no,

lo que ya no quería.

Noche,

me besabas dolida.

Boca,

despertaba prendida.

Dulce,

que mi boca pedía.

Gris,

en un abrazo escamado

metiose un pedernal

y esa verdad callada,

deseando despertar.

Silencio,

de tantas ideas frías

torcida mirada mía,

bravura de cuclillas

mis versos defendías.

Me creí,

repetí y repetía

y el mañana escribía,

sin aplausos ni abrazos,

aprendí, aprehendía.

.

A Lucila

David Fernández del Álamo

11.06.2023

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