Necesito que suene otra vez,
necesito que cantes la canción
y todo está a salvo si tú
cantas desde el corazón.
Cuídame los restos que dejé,
caídos en esta habitación,
grítame cuando no despierte,
cuando me tiemble la voz.
Juro que siempre estaré,
aunque me gane el dolor,
juro ser siempre tan fuerte,
ser espinas en flor.
Hoy he mirado tus pasos,
tus zapatos de ritmo cansado,
los lloré para brillar y el suelo
cayó de ti enamorado.
Se enamoraron de ti,
y yo no pude evitarlo,
dí un grito tan alto…
que nadie pudo callarlo.
David Fernández del Álamo
Berlin 24.4.2019