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Pedí perdón por ser libre
la escribí y me arrodillé,
de lágrimas manché sus faldas
y espero, me perdonaré.
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Su rostro reunía el cielo
del cielo que yo atrapé,
sus manos de luz Hogar,
Hogar que abandoné.
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Amor que me visitaste
y ese tiempo abracé
y las piedras una a una
yo intenté recoger.
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Porque fuiste luz mereces,
que te escriba yo al caer,
cuando un día fuimos uno
y tu piel era mi piel.
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14.04.2024
David Fernández del Álamo